Durante los tres primeros años de vida continúa el desarrollo embrionario y su mente continúa absorbente de manera inconsciente. Esta etapa es muy importante para el aprendizaje, incluido el del lenguaje. Es esencial que de manera continua conversemos con los niños y que cuando ellos empiecen a expresarse se sientan escuchados, sientan que tienen su lugar y que se les valora para que vayan ganando autoconfianza.
Los niños y las niñas necesitan poner nombre a los objetos de su entorno para comprender el mundo que les rodea. Es por eso que es relevante nombrarlos continuamente porque de este modo enriquecemos el vocabulario de los más pequeños. El lenguaje no se da únicamente en actividades concretas, sino que está presente en el día a día y en todas las áreas del ambiente.
Para enriquecer el vocabulario en esta etapa podemos hacer presentaciones, tener conversaciones mediante los libros, los bits de inteligencia, explicando historias reales o escuchando música, entre otros. A la vez, también es importante crear situaciones en las cuales ellos se tengan que expresar, interactuando con el resto de compañeros, con los adultos y también que se hablen a ellos mismos. Todo esto será muy enriquecedor para su vida y su lenguaje.